
El próximo 6 de febrero, Perú se enfrentará a un paro nacional de transporte. Esta medida de fuerza, convocada por la Alianza Nacional de Transportistas y la Asociación Nacional de Transportistas (Anitra), ha generado incertidumbre y preocupación a nivel nacional. La principal causa del paro es la creciente inseguridad que afecta al sector, incluyendo extorsiones y sicariatos. Sin embargo, la situación no es uniforme, y la participación en el paro es desigual entre los distintos gremios.
¿Quiénes participarán en el paro?
Se espera una adhesión significativa de grupos de colectiveros, mototaxistas y comerciantes, quienes se suman a las demandas de los transportistas formales por un refuerzo de la seguridad ciudadana. Julio Campos, vicepresidente de la Alianza Nacional de Transportistas, ha declarado que un alto porcentaje de transportistas continúan siendo víctimas de amenazas, incluyendo el pago de “impuestos” a la delincuencia.
¿Quiénes NO participarán en el paro?
Por otro lado, un sector importante del transporte formal ha anunciado su rechazo al paro. Héctor Vargas, presidente de la Coordinadora Empresas de Transporte Urbano de Lima y Callao, señaló que, a pesar de ser víctimas de la delincuencia, no participarán en la medida de fuerza debido a que los organizadores pertenecen al sector informal. Vargas argumenta que antes de considerar un paro, se debe analizar la cadena de responsabilidades en materia de seguridad, incluyendo el rol del gobierno, el legislativo, la policía, el poder judicial y el sistema penitenciario.
Martín Ojeda, presidente de la Cámara Internacional de la Industria del Transporte, que representa a empresas interprovinciales, también ha manifestado que no apoyarán el paro. Ojeda criticó a los organizadores, señalando que representan al transporte ilegal y que uno de los líderes mantiene vínculos con un partido político conocido por su postura violenta. Ojeda ha solicitado una reunión urgente con las autoridades del sector Interior para discutir sus preocupaciones.
Se espera que otros gremios, como la Alianza Empresarial (corredores complementarios), el Metropolitano, la Unión Nacional de Transportistas y Anate, también se mantengan al margen del paro. La situación plantea un panorama complejo para el país, con la posibilidad de bloqueos en carreteras y afectaciones al transporte público, mientras que las empresas formales buscan soluciones alternativas a la problemática de la inseguridad.
El paro del 6 de febrero representa un desafío para el gobierno peruano, que deberá abordar las preocupaciones del sector transportista y garantizar la seguridad ciudadana.
El impacto del paro en la economía nacional y la vida cotidiana de los ciudadanos dependerá, en gran medida, del nivel de adhesión que logre la medida de fuerza.
La situación es dinámica y se espera que la información cambie en las próximas horas y días.
Fuente: Gestión