
El norte del Perú, un paraíso de playas idílicas, se enfrenta a una amenaza inesperada que podría arruinar las vacaciones de fin de año de miles de turistas: un fuerte oleaje anómalo. Las olas gigantes están azotando las costas, causando daños a embarcaciones y poniendo en riesgo la temporada alta turística en lugares populares como Máncora, Cancas, Canoas y Zorritos. El Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) ha reportado daños significativos en Zorritos, generando preocupaciones sobre el impacto económico y la seguridad de los visitantes.
El presidente de la Cámara Regional de Turismo de Tumbes, Carlos Viñas, ha expresado su preocupación por la situación. Si bien el oleaje, según él, no es extremadamente poderoso, su impacto en los hoteles ubicados en la costa de Piura y Tumbes es considerable. El oleaje está afectando las playas desde Talara hasta la frontera con Ecuador, interrumpiendo las operaciones turísticas y generando incertidumbre.
El Impacto en el Turismo de Fin de Año
Inicialmente se preveía que el oleaje disminuiría para el 28 de diciembre, pero la Marina de Guerra del Perú ha emitido un nuevo comunicado alertando que los oleajes anómalos persistirán hasta el 30 de diciembre, y es muy probable que se extiendan hasta el 1 de enero de 2025. Esta prolongación del fenómeno natural supone un duro golpe para el sector turístico, que esperaba una afluencia masiva de visitantes durante las celebraciones de fin de año.
El impacto no se limita solo a los turistas nacionales. Se espera la llegada de aproximadamente 10,000 turistas ecuatorianos para las celebraciones de fin de año, y existe la preocupación de que encuentren las playas en mal estado debido a la acumulación de residuos arrastrados por el mar, como ramas y hojas procedentes de los bosques secos afectados por las lluvias.
Más allá de las olas: un panorama complejo
La situación también afecta a los pescadores, quienes se ven obligados a suspender sus actividades debido al peligro que representa el oleaje. Sin embargo, no todos son perjudicados por la situación; los aficionados al surf y a los deportes acuáticos aprovechan las olas gigantes para practicar sus actividades. Esta situación presenta una dualidad: mientras el turismo tradicional se ve afectado, otras actividades encuentran un auge inesperado gracias a las condiciones extremas del mar.
Viñas ha destacado que el problema se agrava en aquellos hoteles y espacios recreativos que no han tomado medidas para proteger sus instalaciones del embate del mar. La falta de preparación para eventos de esta naturaleza se traduce en pérdidas económicas significativas para el sector turístico durante la temporada alta. Las consecuencias del oleaje van más allá de las olas y del turismo, impactando también en la economía local y poniendo de manifiesto la necesidad de contar con planes de contingencia ante eventos naturales.
La Dirección de Hidrografía y Navegación (DHN) ha recomendado a las autoridades y a la comunidad costera tomar medidas de prevención para evitar accidentes y daños materiales. La alerta es clara: se exhorta a la población a acatar las medidas de seguridad para salvaguardar la vida humana. La situación requiere una respuesta coordinada entre las autoridades, el sector turístico y la población para mitigar el impacto del oleaje anómalo y asegurar la seguridad de todos los involucrados.
Fuente: Gestión